El día que el miedo reapareció

¿Alguna vez haz sentido la sensación de que tú vida se derrumbaba en un segundo?


    Comprendía que nadie podía entender aquello que la estaba afectando, su mente le jugaba situaciones las cuales solían aterrarla, el silencio marcaba aquella soledad, la cuál le provocaba escalofríos, sentía la ausencia que se presentaba, sabía que ese aislamiento solo causaba tristeza  y miedo. Es que nadie podía entender lo que pasaba por su mente, solo quería liberar los demonios que en ella habitaban.

El frío inexistente recorría toda la habitación, las mantas sobre la cama no eran suficientes para transmitir calor. Sentía escalofríos y esa sensación horrible de vacío sobre el pecho. Acabé despertandome y observé mi alrededor; mi perra dormía plácidamente a un lado de mi cama, acurrucandose contra mi cuerpo, que se hallaba cubierto.
Aquélla sensación de miedo se presentó. El miedo era simple, no era fácil de olvidar, si no que estaba expresando el peor de mis temores. El miedo a perderle y no volver a verlo...

Las horas fueron transcurriendo, audífonos, música, pensamientos, insomnios, y la noche pareció transcurrir más lenta, hasta que finalmente se espumó. El día llego y con el no amanecía mi sonrisa, esta vez era solo silencio, unas palabras amigas, un dolor en el pecho, un llanto ahogado, lágrimas marcadas sobre mi mejillas y un dolor inmenso en mi garganta por lo mucho que había aguantado.
Durante la fría madrugada de aquél viernes que apenas iniciaba, ya se encontraban mis líneas escritas.
El día comenzó y mis fuerzas desaparecieron, finalmente agotada había podido conciliar sueño, la música seguía siendo una compañía bastante noble y que servía de consuelo. La compañía física, era mi fiel mascota que siempre se mantuvo presente, reconociendo mis tristezas solía permanecer al lado y darme pequeñas demostraciones de amor, entre algunas lamidas que se acercaba a prestarme. La compañía psíquica era aquélla amiga que desvelo y se olvido de sus sueños para ser un sutil abrigo que me acompaño en ese instante de melancolía.


Al despertar mis ánimos se mantenían ausente, mi cuerpo sentía inercia, no conseguía en absoluto voluntad. El llanto se presenció nuevamente, como en cada momento en el que iniciaba el silencio de ahora en más.
Apague algunas de mis penas en un escrito, un texto de desahogo, un texto sobre él y sobre lo mucho que provoca en mi. Un texto de felicidad, gracias a él y sobre como las tristezas de mi vida desaparecieron con el tiempo. Un texto que pronto le entregaría.

Lo hice letras, lo hice poesía. Él seguía siendo todo lo que necesite y aunque la distancia y el miedo quieren aparecer, la voluntad de los que luchamos por amor, el amor de dos, este maravilloso amor que creamos, siempre se mantendrá intacto. Porque cuando dos fuerzas se unen y se aman con el alma, comprendí que nada puede romper ese amor. Descubrí con el tiempo que mi felicidad lleva su nombre y que mi vida, mi vida por la que no apostaba nada, mi vida tan vacía y a la vez tan pura, mi vida era suya, mi vida le pertenecía a él que siempre supo cuidarla.

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Compartire algunos párrafos del texto de Chris Pueyo, que tome en cuenta para poder sentirme mejor: "Mientras gana el miedo"


"De una boca a otra
Hay un pasillo interminable de miedos,
Y mientras gana el miedo
Se pierde un beso"

"Mientras gana el miedo llueve amoníaco
Las noches duran días de años bisiestos
Calla un piano
Silencio de muerte
Arde un libro
Y el vestido de una novia se enreda en el bosque de alambre"

"Una mirada es devuelta por nadie,
Nadie habla el mismo idioma,
Subtítulos para quienes no entienden una despedida,
Se prohíben las películas de miedo,
Rejas en las ventanas,
Una canción es versionada,
Y las versiones
Son versiones"

"Y mientras tanto,
Ni tú ni yo,
Mientras ganas el miedo
Nosotros
Nos 
Perdimos".


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